En Sydney, Australia, ocho niñas fueron llevadas al hospital al ser aplastadas por otras fans, tras enterarse que Justin Bierber había llegado antes de la hora prevista para su concierto.
Una niña llegó a fracturarse la rótula de la rodilla y miles sufrieron duros golpes por la aglomeración. Las autoridades al darse cuenta de la falta de control canceló inmediatamente el concierto del joven cantante.
Al preguntarle la prensa sobre lo sucedido, el comisionado adjunto Dave Owen declaró: «Ellos no quisieron escuchar a nuestros sentidos, por lo tanto que no nos dejó otra opción».